Comenzado a construir en 1563 bajo las directivas de Juan Bautista de Toledo, el conjunto monumental soñado por Felipe II fue finalizado veintiún años después por Juan de Herrera, inicial ayudante de Toledo.
El palacio renacentista, máximo ejemplo de un nuevo estilo, el ‘herreriano’, resultó imponente y hermoso. Dominando la pequeña villa de San Lorenzo de El Escorial, y en armonía con el sugestivo paisaje, la austeridad del Real Sitio refleja el carácter del gran rey.
Enorme laberinto compuesto de innumerables salas, patios y capillas unidos por largas escalinatas y pasillos. El Monasterio de El Escorial cuenta con nada menos que 2673 ventanas, desde donde el panorama de la Sierra de Guadarrama es sobrecogedor. La visita al Real Monasterio sumerge en un mundo austero y a la vez grandioso. Desde la entrada, presidida por ‘El Martirio de San Mateo’, la enorme obra de El Greco, innumerables salas se suceden, alternando las fastuosamente decoradas con otras extremadamente sencillas.
En el recorrido, que lleva aproximadamente tres horas, destacan el Museo de Arquitectura, que muestra una fantástica colección de planos arquitectónicos y asombrosas maquetas; el Museo de Pintura, con obras de maestros como Tiziano, Van Dyck, Veronese, Rubens, José Ribera y Tintoretto; la impresionante Sala de las Batallas, donde se exhiben cuadros de episodios bélicos y mapas antiguos; el barroco Panteón de los Reyes, donde en féretros de mármol descansan casi todos los reyes de España desde Carlos I; las Salas Capitulares, con cuadros estupendos como ‘La Última Cena’, de Tiziano, ‘San Pedro’, de El Greco, y ‘Cristo llevando la Cruz’, de El Bosco; la Biblioteca, que guarda 45000 volúmenes de los siglos XV y XVI; y el Claustro, cuyas paredes están cubiertas de frescos de intensos colores.
Más allá de la admiración que despiertan las espectaculares obras de arte que salpican el palacio, El Escorial provoca inesperadas sensaciones. Si visitar a la basílica -compuesta por 45 capillas laterales y presidida por el gigantesco ‘Cristo’ de mármol de Cellini-, deja a uno deslumbrado, mirar la lejanía nevada en invierno y pintada de verde en primavera desde alguna de sus ventanas produce un sensación de inmensidad y serenidad. Sin embargo, nada iguala a recorrer los aposentos de Felipe II. En la austeridad de sus salas y su dormitorio, donde murió en 1598, la vida íntima y cotidiana del llamado ‘Rey Prudente’ parece no tener secretos.
Lo que rodea al Real Monasterio da cuenta de que Felipe II era amante de la naturaleza. El jardín de los Frailes, donde crecen setos de boj cuidadosamente recortados y cientos de rosas, balconea sobre el sobrecogedor paisaje de Guadarrama. Frondosamente arbolados, los senderos que parten pendiente abajo llevan a las Casitas del Príncipe y del Infante, deliciosos edificios neoclásicos mandados a construir por Carlos III, declarados, junto al Real Monasterio, Patrimonio de la Humanidad. El Monasterio, declarado Bien de Interés Cultural, fue mandado construir por Felipe II y representa el poder que en su día consiguió la Casa de Austria. El proyecto fue mandado ejecutar a Juan Bautista de Toledo, aunque quien imprimió su sello particular fue el arquitecto Juan de Herrera, quien lo terminó.
Interesan en particular diversas estancias, como la biblioteca, la basílica, el Palacio de los Austrias y el de los Borbones y los Panteones Reales. La biblioteca, considerada la segunda librería histórica más importante del mundo, después de la del Vaticano, ya que alberga 45.000 legajos de los S. XV y XVI, y 5.000 manuscritos en árabe, latín y castellano. La pinacoteca está el antiguo palacio de verano de Felipe II. Tiene cuadros de gran valor de las escuelas italiana (Tiziano, Tintoretto), flamenca (Vos, Coxcie) y española (Zurbarán, Ribera). La basílica está en el centro del monasterio y tiene 45 altares. Es majestuosa. La bóveda es obra de Tibaldi y sus pinturas son alusivas a la ciencia y el saber. Además de los libros, tiene 2 globos terráqueos y celestes de gran valor, una esfera armilar (que representa los movimientos de los astros). De los 3 jardines del palacio sólo es visitable el de los frailes, de estilo afrancesado. La armonía y belleza de los otros jardines se puede apreciar desde las ventanas del monasterio.
Foto tomada por el Real Club de Golf de la Herrería. Llegó la hora del paseo. Muy cerca de la plaza, de la que pronto os daréis cuenta que muy cerca tenéis a mano un montón de lugares que visitar, comer y disfrutar, podéis alejaros un poco e ir a dar un paseo a la Silla de Felipe II.
Más abajo de esta misma página, tenéis un mapa con todo los sitios recomendados, podéis calcular las distancia desde el Hotel Martín, también marcado, buscar el Club de Golf, la silla de Felipe II, así como la Oficina de Información Turística.
La silla de Felipe II no es solo un mirador excepcional, donde puedas contemplar la grandeza del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y sus bonitos alrededores. También tiene su parte de Historia, ya que era el lugar donde se dirigía Felipe II para contemplar como transcurrían las obras de su Monasterio. Situada en una elevación de bloques graníticos sobre el bosque de la Herrería, con asientos tallados para el rey y sus acompañantes.
Se construye en 1771 según proyecto del arquitecto francés afincado en España Jaime Marquet. Su distribución y el hecho de que el edificio fuera totalmente cubierto fue novedoso para la época: en rectángulo con el patio de butacas en forma de U y encima con dos niveles de palcos y uno de anfiteatros.
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Inicialmente de propiedad Real gestionado por los vecinos, suscitó muchos problemas, hasta su venta a particulares en 1869. Tras largas vicisitudes (fué utilizado como cine) y su posterior estado de deterioro y abandono, se restaura inaugurándose en 1979, manteniendo una activa programación teatral y musical.
Desde 1995 está declarado Monumento de Interés Cultural.
San Lorenzo de El Escorial también dispone de un Teatro Auditorio más moderno, puedes consultar la programación aquí.
El Valle de los Caídos es un monumento histórico construido en el municipio de San Lorenzo de El Escorial. Una vez terminada la guerra civil, Franco lo mandó mandó construir para honrar a los caídos en la guerra, y se consiguió que fuera un lugar espectacular y grandioso. Si eres aficionado a la Historia es un lugar que no te puedes perder. Para visitarlo debes ir en coche, o preguntar en la oficina de turismo sobre el transporte.
Para subir al monte abantos, hay numerosos caminos, uno de ellos sale desde el arco del Monasterio de El Escorial a la derecha por una carretera que sube entre casas (no es fácil así que si os perdéis o dudáis lo mejor es que preguntéis, la gente local os guiará). Lo mejor sus espectaculares vistas y la calma, muy recomendable para un paseo o una buena ruta en bici hasta la ladera (ya perteneciente a Ávila). Os lo dejamos marcado en el mapa.
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